Pocas cosas resultan tan deprimentes como los lunes. Más aún por la mañana. Bueno, probablemente los domingos por la noche se acercan bastante... Esa sensación de que el día que tuvimos para nosotros se nos va lentamente. Creo que el problema radica principalmente en regresar a la realidad de cada uno. Obviamente, si dicha realidad se acerca más a lo que cada uno desea, entonces el objetivo de este post está mal dirigido. Pero olvidemos esto por un instante y demos por hecho que el despertar del lunes es para todos una circunstancia muy poco motivante. Y es que, además de regresar a la rutina, uno se convierte de nuevo en uno más. Me explico: Tengo la teoría de que los fines de semana son tan refrescantes porque son los días en los que tenemos prácticamente todo el tiempo para ser nosotros mismos. Sea, para parecernos a quien queremos ser (según El Libro Negro, de Orhan Pamuk). Porque ser "uno mismo" implica más bien llevar la vida a la que uno aspira, general e inevitablemente influenciada por todo lo que hemos visto y/o vivido a partir de otras vidas de las que somos testigos.Ser nosotros mismos es extremadamente difícil sin tener un tema de conversación. O sea que si yo llego con alguien que no conozco, al no saber sus intereses, gustos, etc. , es decir, al no tener una referencia a cualquier cosa ya existente que contribuya a definir su vida, posiblemente me acerco a ser "yo mismo" frente a esa persona, y viceversa. Y he ahí el origen de los silencios incómodos. Lo que trato de decir es que el ser "yo mismo" de una forma totalmente pura implica olvidarnos de todo aquello que puede representar una influencia sobre nuestro modo de pensar o de actuar. O sea que... por "nosotros mismos", ¿en realidad estamos siendo un conjunto de imágenes, sonidos, sabores, olores, etc. que nos definen?
Bueno, entonces quizás lo más cercano a ser "uno mismo" es optar por el aislamiento total. Como ermitaño. Tal vez la frase "¡me quiero volver chango!" cobre un nuevo y más profundo significado... ser uno con la naturaleza, regresar a lo básico, ya saben. Estaría buenísimo apreciar la naturaleza desde una nueva perspectiva, ¿no? Pero entonces, si te vuelves uno con la naturaleza, ya no eres sólo tú, eres tú como un ente sumado a otro, y por lo tanto, dejas instantáneamente de ser tú mismo. Mmm... creo que empiezo a entender porqué los que se aíslan terminan volviéndose locos. Porque, sinceramente, eso de correr desnudos y hablar con los animales no acabo de explicármelo.
En fin, quizá la solución a este dilema existencial consista, paradójicamente, en no pensar. Sí, simplemente desconectarnos de todo. Tal vez podríamos dejar la mente en blanco, hasta que seamos tan extraños para nosotros mismos como para los demás. Tal como ocurre los lunes por la mañana.
People are strange when you are a stranger. - Jim Morrison